29 julio, 2017

5° de 365. Situación embarazosa

   He decidido que, de momento, los  días festivos no haya más que breves comentarios.
   A pesar de todo, casi siempre consigo pasármelo bien en cualquier situación y lugar; incluida la consulta diaria. Creo firmemente en el poder terapéutico  del buen humor y consigo a menudo sacarles unas risas a los pacientes, con quienes las comparto, sin importar lo dramático de la situación.
   Atendí ayer a una joven futura madre que se encontraba de baja por ciertas molestias inespecificas, de las que aparecen a veces en los primeros meses del embarazo, que probablemente se habían acentuado a consecuencia de la falta de sensibilidad que demostró la empresa frente a la propuesta que ella les ofreció  para suavizar provisionalmente, mientras durase la situación, su cometido.  De hecho, lo que demuestra su buena fe, venía a pedirme el alta, a pesar de no encontrarse aun bien del todo, para enlazar con dos semanas de permiso que le correspondían.
   Procedí a extenderle el alta como me pedía y usé todos los recursos para empatizar con ella consiguiendo que aflorara una expresión  de leve alegría.
   He notado últimamente con satisfacción que se va perdiendo la fórmula informal de despedida "hasta luego" degenerada por el uso y abuso en un horrendo "taluego", fórmula por otro lado irrealista y anacrónica, ya que probablemente  a quien va dirigida no v as a volver a verle ni luego ni tal vez nunca. En su lugar se viene usando, incluso por gente muy joven, el "que pase un buen día" mucho más explícita y con mayor encanto que la anterior. De modo que, cuando me despedía de la paciente a la que hacía mención, tal vez por una cuestión mimética  con lo anterior, le dije "que tenga usted un buen embarazo" A lo que ella me respondió de forma automática "gracias, igualmente". Estuve fino de reflejos y repliqué  a mi vez "haré lo que pueda". Carcajada a duo. ¡Que pase el siguiente!

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